Aclaremos: si tu novia no te deja salir con tus
amigas meseras de Hooters, no eres un mandilón sino un caradura (podrías
ser un genio también, pero eso estaría por verse). Está claro que en
las relaciones modernas los hombres ya no son esos dictadores sutiles de
antaño que jamás entraban a la cocina y que llegaban a casa a la hora
que les daba la gana, si les daba la gana.
Pero de ahí a tener que pedir permiso para ver jugar al Barça hay una
diferencia abismal. ¿Eres un hombre subyugado a la tiranía de la novia,
un esclavo de sus caprichos de sátrapa? ¿Eres un mandilón? Aquí diez
señales de que podría ser que sí.
1. Conoce tus contraseñas de e-mail, Facebook, etcétera.
El que en una pareja no haya secretos no significa que no haya
privacidad. Si tu chica puede entrar a tus cuentas como Pedro por su
casa, estás mal, tigre. Muy mal.
2. Tus amigos ya no son tus amigos sino los amigos de ella.
Probablemente tu novia se ha convertido en un obstáculo entre tus
brothers y tú. Ahora tu vida social son sus amigos del trabajo, de la
escuela o del club de fans de Anthony Sparks.
3. Enrique Iglesias ya no te parece tan malo. En
general, tus gustos han cambiado y ahora escuchas no solo a Enrique
Iglesias sino también a Lady Gaga y Beyoncé feliz de la vida.
4. Ella decide sobre tu agenda. Justo cuando ya les
dijiste a los brothers que el jueves vas a ver el partido de los Heat
con ellos, la novia te dice que sacó entradas para ir a ver un
chick-flick al cine ese mismo día. Y chau, Heat.
5. Te dice "Cosita" o "Cuchi Cuchi" en público y no protestas.
Ya no te llamas Carlos ni Jorge ni Pedro. Ahora tienes sobrenombres
horrorosamente cursis, y no solamente para ti sino también para tu
cómplice viril. Y si reclamas te ganas una escena de novela.
6. Tienes que pedirle permiso para tomarte una cerveza. Y si, por casualidad, no pides el permiso el lío que se te forma te quitará las ganas de volver a probar alcohol.
7. Tu novia adoptó un perro que, según te dice, es hijo de los dos.
Tú no querías perro (ni gato ni perico), pero un día ella se aparece
con un Shih Tzu que van a criar juntos como si fuera de ambos. Por
supuesto, te toca a ti sacarlo a pasear.
8. Tienen una cuenta de e-mail juntos. O de Facebook.
El problema ya no es que ella sepa el password de tu correo sino que
ya ni siquiera tienes correo. Ahora todo es de los dos y has perdido ese
sano sentido de la privacidad.
9. Ya tus amigos no te llaman. Claro, cansados de
que siempre les digas que ya hiciste planes con ella, los brothers
tiraron la toalla. Además, es probable que cuando salgas con ellos digas
que vas con tu novia o que se aparezca en plena reunión sin ser
invitada.
10. Siempre te hace pagar las cuentas. Eso de que
el hombre paga todo ya no funciona así. Lo justo es que a veces pagues
tú y a veces ella, y que así la cosa sea tan espontánea como equitativa.
Pero si ella no quiere pagar ni por sus cremas, estás en serios
problemas.
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