Algunas semanas atrás un equipo de investigadores
de la Universidad de Utah publicó los resultados de un experimento en
que se aplicó a cierto número de voluntarios descargas eléctricas sobre
sus manos, incrementando la potencia poco a poco; paralelamente, las
personas escuchaban una pieza musical de la cual se les preguntaba por
notas y tonos específicos.
Antes, en 2009, otra investigación realizada en Suecia encontró que niños tratados con terapia musical como parte de su convalecencia de una cirugía menor, requirieron mucha menos morfina que aquellos que no participaron de dicho tratamiento.
Así que tal vez la próxima ocasión que sientas un dolor físico que pueda aliviarse con un analgésico tradicional, valdría la pena sustituirlo con la pieza musical de tu preferencia (y liberarte así de las consecuencias adversas que los medicamentos tienen sobre la salud corporal).
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